martes, 15 de febrero de 2011

TERCERA PELÍCULA: WALL-E 2008.





Dirección: Andrew Stanton
Producción: Jim Morris, Lindsey Collins y John Lasseter.
Diseño de producción
: Ralph Eggleston.
Guión: Andrew Stanton, Pete Docter y Jim Reardon.
Música: Thomas Newman.
Reparto: Ben Burtt, Elissa Knight, Jeff Garlin y Fred Willard.

Trailer: [enlace]




Wall-E es una película que trata sobre un robot con sentimientos, un robot capaz de tomar sus propias decisiones motivadas por sus sentimientos, incluso si esto le obliga a desobeceder sus instrucciones.

Hablando ya dentro de nuestro análisis sobre la inteligencia artificial de la película, podríamos decir que básicamente nada de lo que aparece en Wall-e se podría resolver con la tecnología de hoy en día, puesto que como ya hemos explicado en otros análisis de películas, todavía nos queda un largo proceso de desarrollo para alcanzar a un robot que consiga vivir sensaciones y tener sentimientos, como el "amor", que Wall-e siente por Eva, o la locura que muestran los robots. Es impensable hacer vida durante 700 años en una nave como hacían en la película, olvidarnos incluso del oxígeno y conseguir no flotar por la falta de gravedad en el espacio. De lo que sí hay un cierto avance es en los hologramas. No se han logrado del todo aún pero sí que hay un cierto avance hacia ellos (no hasta tal punto como los de la película) pero sí una vaga construcción de estos, lo que seguramente en unos años ya existan.




Tras el visionado de la película podemos decir que no es muy cotidiano que sea el propio robot el que se encargue de teclear botones. Hoy día y debido a la era de la información en la que vivimos son más comunes  otros dispositivos como los dispositivos WIFI.

Además podemos destacar que Wall-e en un principio era un robot destinado a recoger basura. También posee características propias de un humano, es decir, se trata de un robot que esta humanizado. Actualmente es difícil de conseguir que un robot clasifique elementos pero tal y como vemos en la película Wall-e al no estar uno de esos elementos en un bando o en otro opta por dejarlo en medio, cosa que hoy día es complicado de conseguir para un robot.

Tampoco es muy común que un robot tenga sus propias manías tal y como aparece en la película, además podemos ver como desde el principio ha evolucionado, incluso podemos decir que posee enfermedades que son actuales en nuestra sociedad, como el síndrome de Diógenes.
También posee sentimientos, ya que se enamora de otro robot como él; EVE, ambos viven una aventura que les cambia su destino y salvan la naturaleza y la humanidad.

WALL·E: Es un robot sensible y compactador de basura que funciona con energía solar, presumiblemente el único robot funcional en la Tierra. Está diseñado con una caja recogedora pequeña a todo terreno, tres dedos en sus manos de pala y con ojos tipo binocular. Está equipado con un láser cortador entre los ojos y con un dispositivo de grabación que utiliza para grabar y reproducir su música de Hello Dolly.

EVE: es una elegante robot de tipo sonda espacial, cuya función es localizar vegetación en la Tierra y confirmar la habitabilidad en esta. EVE se mueve de una forma anti gravitatoria, y está equipada con un cañón en su brazo derecho, el cual utiliza inmediatamente después de una mínima provocación.

Analizando anacronismos de la película, ésta nos sitúa en un futuro bastante lejano en el que los seres humanos viven en una inmensa nave espacial, pues La Tierra es inhabitable y tuvieron que irse. Pero hace mucho tiempo de eso y nadie recuerda cómo era, ni lo que se debía hacer.

                Por lo pronto, esta situación no es descabellada; además, te enseña cómo se ha desarrollado una sociedad de una forma no tan alejada de la realidad. Sin embargo, en cuanto a la tecnología, cuesta creer que, de todos los robots y máquinas que hay, solo hayan dos (los protagonistas) que desarrollen sentimientos. También vemos que, en general, los robots averiados han desarrollado algo parecido a sentimientos o emociones, pero tampoco tienen mayor relevancia en la historia.


                También resulta chocante que estos robots futuristas no sean inmunes al agua. Es un detalle poco importante, pues en la historia solo hay un momento en el que vemos esto, pero sí que es interesante destacarlo.

                Por último, un fallo importante es el final (teniendo siempre en cuenta que es una película para niños y todo esto en realidad no es importante): Wall-e, tras haberse averiado, ha tenido que cambiar de chip y ser reseteado. Esto hace que no recuerde nada y no sea más que cualquier otro robot; sin embargo, cuando su amiga Eva le coge de la mano, de repente vuelve a recordar y a sentir emociones. Es un final lógico y bonito, pero desde una perspectiva más realista, no es muy creíble.


La película nos muestra una visión de nuestra sociedad llevada al extremo más rebosante en todos sus aspectos, aparte del literal:
·         Si en la actualidad la obesidad y la falta de ejercicio van ganando terreno en el filme todos nos hemos convertido en seres obesos que no se levantan ni para despertarse.
·         La incomunicación de las sociedades desarrolladas aquí se ha convertido en un aislamiento tecnológico en el que las emociones han desaparecido.
·         El medio ambiente ha dejado de protegerse ya que ha dejado de existir, olvidándonos por completo de lo que era la vida natural.
·         La educación ha completado su total transformación en fábrica de individuos en serie similar incluso a la de regímenes totalitarios.


Por otra parte, la inteligencia artificial no provoca grandes implicaciones éticas o morales, debido a que el discurso del filme no se centra en los problemas de la I.A sino en criticar algunos de los males de la sociedad actual y en mandar un mensaje ecológico de tintes positivos, es decir, a pesar de todo es posible remediar los problemas con esperanza. Aquí es donde entra en escena la escasa I.A de la película, representada en Wall-e y Eva.
Los dos robots se convierten en los protagonistas de la película, adquiriendo para sí los atributos que poseen los héroes de este tipo de aventuras. Los robots tienen sentimientos, desarrollan relaciones afectivas entre ellos y no con los humanos, pasando a ser más humanos que los propios humanos. En este punto encontramos el mayor dilema, ya que si las máquinas empiezan a relacionarse entre ellas en qué lugar quedaría la primacía de los humanos, ¿podríamos controlarlos? o ¿actuarían pensando primero en ellos y después en nosotros?...estas preguntas son las que plantea el filme Wall-e.

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